se llamaba Tuez El Turqués.
No le gustaba ser pelirrojo, pero lo era,
rojo como el fuego.
Quemaba todo lo que tocaba
y sin querer quemó a un perro rizado.
Pero no prendió fuego, se quemó y se hizo negro,
era cariñoso y juguetón.
era cariñoso y juguetón.
Como la mascota que tuve hace dos años
que murió de cáncer animal,
se le salieron los ojos y explotó.
Que descanse en paz.
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